El sábado pasado recibí la visita de los elderes, misioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Intercambiamos una cuantas palabras en la puerta de mi casa y les invité a pasar y estos accedieron.
Después de un poco de “small talk”, estos me consultaron sobre mi salida de la Iglesia y esto es lo que trascendió
Tabla de contenido
Antes de Entrar en los Detalles
La conversación sobre mi perdida de fe en las creencias de la Iglesia Mormona y mi pérdida de fe en la existencia de Dios es algo que se me da bastante bien y no es una conversación incómoda para mi en lo absoluto.
Sin embargo, cuando converso sobre las cosas que me han conducido a mi irreligiosidad con los misioneros y estos son bastante amables, no siento el deseo de hacerlos dudar en lo que creen, solo de reafirmar las razones de mi incredulidad.
Entiendo que el trabajo que los misioneros hacen es bastante duro y se requiere tener mucha fe en ese evangelio para sobrellevar lo que ellos sobrellevan por dos años.
También estoy seguro que la mayoría de los misioneros están preparados para lidiar con la incredulidad de otros creyentes, pero no con la incredulidad que los irreligiosos preparados solemos destilar.
La Historia de la Iglesia Mormona
Resumí un poco mi historia y reafirme algunos de los mis puntos sobre mi salida de la Iglesia.
Mencioné algunos puntos como:
- La traducción del Libro de Mormón con la ayuda de un sombrero y una piedra vidente.
- La práctica de la poligamia de los primeros líderes de la Iglesia.
- Lo que ha revelado la Egiptología sobre el contenido de la Perla de Gran Precio.
Debido a que mi deseo era reafirmar una vez más algunas de las cosas que me había llevado a los brazos del ateísmo y no convencerlos a aceptar mis puntos de vista o debatirlos, no quise indagar, si estos manejaban esos temas de la historia de la Iglesia o si estos tenían contraargumentos.
La reacción que estos tuvieron fue simplemente no hacer un comentario al respecto los tres puntos presentados u otros y reafirmar que su intención no era juzgar o condenar.
Al final expresé mi punto de vista que los creyentes son felices creyendo, y que del otro lado de la acera, los irreligiosos tampoco creemos que nos estemos perdiendo de algo por carecer de fe en Dios.
Una vez terminado ese punto de vista, esto optaron por retirarse probablemente incómodos por la conversación, no dando la promesa de volver como es su costumbre.
Pensamientos Finales
Después de la visita de los elderes, me pusé a pensar lo incómodo que puede ser para los misioneros, que alguien les tire hechos históricos incómodos sobre la Iglesia que representan.
Pero esa reacción no es una completa sorpresa cuando muchos de los creyentes que conozco tienden a evitar temas complicados acerca de la Biblia, Dios, creencias y prácticas particulares.
Lo que sí puedo afirmar con el pasar de los años sobre el expresar incredulidad de las creencias mormonas sigue generando silencios incómodos y carencia de defensa u argumentos a favor de la religión que se autodenomina “La Única Iglesia Verdadera sobre la Faz de la Tierra”
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