Esta publicación forma parte 15 publicaciones que cubrirán las 15 preguntas realizadas en una entrevista para obtener una recomendación para entrar en el templo.
Puedes encontrar las 15 preguntas en la siguiente publicación:
Preguntas de la Entrevista para el Templo
La quinta pregunta es la siguiente:
¿Vive usted la ley de castidad?
Las siguientes palabras representan la posición de la Iglesia en su totalidad con excepción de las palabras en verde ya que estas representan mis opiniones basadas en información veraz y mis apreciaciones.
La Ley de Castidad
Dios mandó a todo ser viviente que se reprodujera según su especie (véase Génesis 1:22). La reproducción forma parte de Su plan a fin de que todas las formas de vida continúen existiendo sobre la tierra. Gracias a ese plan la tierra aloja a 7 billones de personas y se espera que para el 2050 esta aloje a mas de 9 billones.
Dios nos ha mandado que las relaciones sexuales existan solamente en un matrimonio de un hombre y una mujer. A ese mandamiento se le llama la ley de castidad.
Es importante también reconocer que en tiempos bíblicos y en tiempos modernos, Dios ha autorizado que algunos de sus representantes en la tierra tengan mas de una esposa tal como fue el caso de Abraham, Jacob, David, Brigham Young y José Smith.
Debemos tener relaciones sexuales sólo con nuestro cónyuge con el cual estemos legalmente casados. Nadie, ya sea hombre o mujer, debe tener relaciones sexuales antes del matrimonio; y después de éste, las relaciones sexuales sólo están permitidas entre los cónyuges.
Al igual que otras violaciones a la ley de castidad, el comportamiento homosexual es un grave pecado. Los profetas de los últimos días han hablado en cuanto a los peligros del comportamiento homosexual y sobre la preocupación de la Iglesia por las personas que tengan esas inclinaciones.
Los profetas de los últimos días desconocen si las personas que tienen esas inclinaciones nacen con ellas o las adoptan del ambiente en el que crecen.
La mayoría de la gente tiene inclinaciones de una u otra clase en diferentes épocas. Si ellos no actúan de conformidad con esas inclinaciones, entonces pueden seguir adelante como todos los demás miembros de la Iglesia.
Si violan la ley de castidad y las normas morales de la Iglesia, entonces están sujetos a la disciplina de la Iglesia, tal como los demás.
La Iglesia también aclara que se puede servir en la Iglesia en cualquier llamamiento o asignación inclusive en un llamamiento misional, aunque el misionero o misionera sienta atracción por las personas del mismo sexo siempre y cuando no actué de conformidad con esas inclinaciones.
Por el contrario si un niño o un joven vive con unos de sus padres que cohabitan con una pareja del mismo sexo, este no podrá recibir ninguna ordenanza del evangelio aunque el joven se considere heterosexual.
Este podrá recibir las ordenanzas del evangelio hasta la edad de 18 años siempre y cuando este rechace la practica de sus padres.
Satanás ataca nuestras normas de modestia y desea que creamos que, como el cuerpo humano es hermoso, es algo que se debe exhibir y ostentar por esa razón, la Fortaleza de la Juventud amplia el tema de la modestia dando una gran variedad de consejos que aplican en su mayoría a las mujeres jóvenes pero que los hombres jóvenes también pueden leer y conocer.
El Elder Oaks dio este consejo a las mujeres jóvenes
Y ustedes, jovencitas, por favor entiendan que si se visten inmodestamente, lo único que hacen es empeorar el problema volviéndose pornografía a los ojos de algunos varones que las ven. (Dallin H. Oaks – La Pornografía)
El pecado sexual es algo realmente serio por lo que el profeta Alma se sintió sumamente apesadumbrado porque uno de sus hijos había quebrantado la ley de castidad. Alma le dijo a su hijo Coriantón:
“¿No sabes tú, hijo mío, que estas cosas son una abominación a los ojos del Señor; sí, más abominables que todos los pecados, salvo el derramar sangre inocente o el negar al Espíritu Santo?” (Alma 39:5).
Después del asesinato, la falta de castidad es el pecado que le sigue en orden de gravedad inclusive sobre crímenes tales como el trafico de personas, la venta de drogas dañinas o el trafico de órganos que pareciesen ser pecados mas serios.
Si un hombre y una mujer quebrantan la ley de castidad y conciben una criatura, se pueden ver tentados a cometer otro pecado abominable: el aborto.
Muy pocas veces existe una razón justificable para el aborto. Los líderes de la Iglesia han dicho que algunas circunstancias excepcionales pueden justificar el aborto, tales como cuando el embarazo sea el resultado de incesto o violación; cuando, en la opinión de una autoridad médica competente, corra peligro la vida o la salud de la madre; o cuando se sepa, mediante la opinión de una autoridad médica competente, que el feto tiene serios defectos que no le permitirán vivir después de nacer.
Sin embargo, incluso estas circunstancias no justifican automáticamente el aborto. Los que se enfrenten a dichas circunstancias deben considerar el aborto sólo después de haber consultado a sus líderes locales de la Iglesia y de recibir una confirmación por medio de la oración sincera.
La Iglesia también aconseja que si los padres no están seguros de poder alcanzar el éxito, deben poner su hijos en adopción por medio del programa de adopción de la Iglesia, si este se encuentra disponible para que el bebe sea sellado a padres dignos de entrar en el templo ya que esos son los mejores padres aparentemente.
“Cuando un hombre y una mujer conciben una criatura fuera de los lazos del matrimonio, se debe hacer todo el esfuerzo posible por alentarlos a que se casen. Cuando existe la probabilidad de que el matrimonio no logrará el éxito debido a la edad o a otras circunstancias, se debe alentar a los padres solteros a poner al menor en adopción por medio de LDS Family Services [Servicios para la familia SUD], para asegurar así que el bebé será sellado a padres dignos de entrar al templo
Cuando obedecemos la ley de castidad, podemos vivir sin culpabilidad ni vergüenza. Nuestra vida y la vida de nuestros hijos se ve bendecida cuando nos conservamos puros y sin mancha ante el Señor. Los hijos pueden observar nuestro ejemplo y seguir nuestros pasos.