Charles Anthon vs. Martin Harris


Charles Anthon vs. Martin Harris

La transcripción de Anthon es un documento que contenía caracteres en Egipcio Reformado que habían sido copiados  de las  planchas por José Smith y que fueron presentados por Martin Harris  a Charles Anthon en Nueva York.

Lo que se encuentra  a continuación  son los dos  diferentes versiones de lo sucedido en mencionada reunión.

La versión de Martin Harris se encuentra en la Historia  de José Smith  en la Perla de Gran Precio e indica lo siguiente:

Mediante esta ayuda tan oportuna, pude llegar a mi destino en Pensilvania, e inmediatamente después de llegar allí, comencé a copiar los caracteres de las planchas. Copié un número considerable de ellos, y traduje algunos por medio del Urim y Tumim, obra que efectué entre los meses de diciembre —fecha en que llegué a la casa del padre de mi esposa— y febrero del año siguiente.

En este mismo mes de febrero, el antedicho señor Martin Harris vino a nuestra casa, tomó los caracteres que yo había copiado de las planchas, y con ellos partió rumbo a la ciudad de Nueva York. En cuanto a lo que aconteció, respecto de él y los caracteres, deseo referirme a su propio relato de las circunstancias, cual él me lo comunicó a su regreso, y que es el siguiente:

“Fui a la ciudad de Nueva York y presenté los caracteres que habían sido traducidos, así como su traducción, al profesor Charles Anthon, célebre caballero por motivo de sus conocimientos literarios. El profesor Anthon manifestó que la traducción era correcta y más exacta que cualquiera otra que hasta entonces había visto del idioma egipcio. Luego le enseñé los que aún no estaban traducidos, y me dijo que eran egipcios, caldeos, asirios y árabes, y que eran caracteres genuinos. Me dio un certificado en el cual hacía constar a los ciudadanos de Palmyra que eran auténticos, y que la traducción de los que se habían traducido también era exacta. Tomé el certificado, me lo eché en el bolsillo, y estaba para salir de la casa cuando el Sr. Anthon me llamó, y me preguntó cómo llegó a saber el joven que había planchas de oro en el lugar donde las encontró. Yo le contesté que un ángel de Dios se lo había revelado.

“Él entonces me dijo: ‘Permítame ver el certificado’. De acuerdo con la indicación, lo saqué del bolsillo y se lo entregué; y él, tomándolo, lo hizo pedazos, diciendo que ya no había tales cosas como la ministración de ángeles, y que si yo le llevaba las planchas, él las traduciría. Yo le informé que parte de las planchas estaban selladas, y que me era prohibido llevarlas. Entonces me respondió: ‘No puedo leer un libro sellado’. Salí de allí, y fui a ver al Dr. Mitchell, el cual confirmó todo lo que el profesor Anthon había dicho, respecto de los caracteres, así como de la traducción.” (José Smith – Historia 1: 62-65)

El segundo testimonio proviene de un interesado directo, el profesor Charles Anthon, conocido clasicista neoyorquino.

Toda  historia de que yo haya declarado refiriéndome a la inscripción mormonita como «jeroglíficos egipcios reformados» es completamente falsa. Hace algunos años, un granjero sencillo y aparentemente de corazón simple, me llamó con una nota del Dr. Mitchell de la ciudad, ahora difunto, solicitándome que descifrase, si era posible, un papel, que el granjero me daría, y que el Dr. Mitchell había confesado ser incapaz de entender. Al examinar dicho papel, pronto llegué a la conclusión de que era un truco, tal vez una trampa. Cuando le pregunté a la persona que lo trajo cómo había obtenido el escrito, me hizo, hasta donde puedo recordar, el siguiente relato: ¡Un «libro de oro», consistente en cierto número de planchas de oro, unidas a modo de libro … había sido desenterrado en el norte del estado de Nueva York, y junto con el libro un enorme par de anteojos de oro! … Al oír esta obtusa historia, cambié de opinión acerca del papel, y, en lugar de verlo como una trampa para los estudiosos, comencé a considerarlo como parte de un plan para despojar al granjero de su dinero, y le comuniqué mis sospechas, advirtiéndole contra cualquier donativo [que se le solicitase]. Me pidió mi opinión por escrito, a lo cual, desde luego, me negué; y entonces él se marchó, llevándose consigo el papel. Este papel era en verdad un rollo singular. Consistía en toda clase de caracteres retorcidos, dispuestos en columnas, y había sido evidentemente preparado por una persona que al hacerlo tenía ante sí un libro con varios alfabetos. Letras griegas y hebreas, cruces y adornos, letras romanas invertidas o acortadas estaban dispuestos en columnas perpendiculares, y el conjunto culminaba en una rústica delineación de un círculo, dividido en varios compartimientos, cubierto de varias marcas extrañas, y evidentemente copiado del calendario mexicano presentado por Humboldt, aunque copiado de tal modo que no traicionase la fuente de la cual se derivaba.

Soy tan específico en cuanto al contenido del papel por cuanto he conversado frecuentemente con mis amigos del asunto, desde que comenzó la excitación mormonita, y recuerdo bien que el papel contenía cualquier cosa, excepto «jeroglíficos egipcios». ( Mormonismo Al Descubierto, Pag 138)

Manuel Campos, English Professor

Brother Campos

Soy Brother Campos, un ex-mormón y ahora ateo que escribe sobre religión de una manera abierta e interesante. Si la religión afirma tener una verdad, esta merece ser analizada.

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